Profundizar la oración

25 agosto 2019
Profundizar la oración

Muchas personas se quejan de no tener dinero, de falta de salud y energía, de que solo les pasan desgracias. Todo eso se debe a que uno está demasiado centrado en sí mismo, en su ego. Cuanto más la persona piensa en sí misma, más motivos tiene para estar molestada, más emociones negativas: "Nada es suficientemente bueno".

Dios creó el mundo así para que el egoísta sea un castigo para sí mismo. Si la persona tiene una mente tan cerrada, la energía no fluye a través de ella ni siquiera durante la oración. Es importante orar no por ti mismo sino por todos, para que se resuelvan tanto tus propios problemas como los problemas de los demás. Entonces el poder, la gracia y el amor de Dios van a fluir a través de ti.

Lo mismo sucede con los propósitos de la persona. Si piensa en sí misma, la energía fluye muy mal. Si piensa en su familia, Dios le da más fuerzas y oportunidades. Si piensa en su ciudad ─ digamos, cuando invita a toda la gente a un grupo o taller – Dios le regala aún más. Si piensa en su país o incluso en todo el mundo – por ejemplo, cuando escribe un artículo para las redes sociales en el que enseña a la gente a amar, hacer el bien, transmite un gran conocimiento – Dios le da muchísima energía, amor y prosperidad.

Pero uno debe hacerlo sinceramente, preocupándose por toda la gente de la Tierra y olvidándose de sí mismo. Si la persona trata de engañar a Dios, cuidando supuestamente de toda la gente, orando por todos, pero pensando a la vez solo en obtener algo para sí misma, esto no va a funcionar, ya que lo hará formalmente, mientras que en realidad estará centrada en su ego. La sinceridad total, la entrega, la dedicación al cuidado de toda la Tierra son muy importantes. Uno tiene que aprenderlo, concentrándose en ello, porque ese es el camino de perfección y unión con lo infinito, con Dios.


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